¡Súmate y firma la carta colectiva para defender el maíz nativo!

A través de un panel de controversia, Estados Unidos quiere imponernos un maíz comercial, transgénico y con químicos tóxicos que dañan nuestra salud y la del medio ambiente, ignorando el decreto presidencial que prohíbe la entrada de maíz genéticamente modificado para consumo humano en México.

Esta carta será enviada a los panelistas que discutirán dicha controversia entre los países que conforman el T-MEC.

¡Firma y comparte para hacerles saber que defender al maíz nativo es defender toda forma de vida!

A través de un panel de controversia, Estados Unidos quiere imponernos un maíz comercial, transgénico y con químicos tóxicos que dañan nuestra salud y la del medio ambiente, ignorando el decreto presidencial que prohíbe la entrada de maíz genéticamente modificado para consumo humano en México.

Esta carta será enviada a los panelistas que discutirán dicha controversia entre los países que conforman el T-MEC.

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¡Defendamos juntos el maíz mexicano!

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Participa en el llamado colectivo a representantes de México y Estados Unidos que discutirán la controversia frente al decreto presidencial que prohíbe el uso de maíz genéticamente modificado (transgénico) en la alimentación humana en México.

¡Defendamos nuestro maíz y nuestra autonomía!

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English below.

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Asunto:

México, 2024.

Señor: Christian Häberli (presidente) 
Señora: Jean E. Kalicki.
Señor: Hugo Perezcano Díaz 
Presentes.

Nos dirigimos a ustedes en relación con el panel de controversia entre México y Estados Unidos, derivado de la decisión del gobierno mexicano de prohibir el uso de maíz genéticamente modificado (transgénico) en la alimentación humana y, en concreto, en la cadena masa de nixtamal/tortilla que es base de la alimentación de las y los mexicanos. Su decisión impactará no sólo la relación comercial entre ambos países, sino la forma de alimentación y la salud de las y los mexicanos, así como el patrimonio biocultural de la humanidad.

Contrario a lo que se ha planteado, las acciones del gobierno mexicano para la protección de los maíces nativos y la salud pública tienen sólidas bases científicas. Hasta este momento no hay estudios científicos ni evaluaciones de riesgo que demuestren la inocuidad del consumo de maíz genéticamente modificado para el caso mexicano. No solo no se han realizado las pruebas necesarias para evaluar sus efectos en los hábitos alimentarios, sino que, sin esta certeza debe de aplicarse el principio de riesgo precautorio para proteger a la población. En nuestro país, el maíz representa el principal alimento y la mayor fuente de hidratos de carbono. Por lo anterior, la población mexicana tiene derecho a consumir un maíz sin riesgos para su salud y su entorno.

Es crucial considerar que no existen estudios concluyentes que demuestren que los maíces nativos no perecerán ante la introducción de maíces genéticamente modificados. Nada asegura que la diversidad de nuestro país no se encuentre en riesgo. La falta de investigaciones sólidas sobre el impacto de estas semillas modificadas en la diversidad genética de los maíces nativos mexicanos es alarmante, especialmente si se generaliza y profundiza la contaminación genética que ya se ha documentado hasta el momento.

México es centro de origen, de domesticación y de diversificación constante de este cereal único. Este trabajo, basado en conocimientos invaluables y trasmitidos por milenios, ha generado al menos 59 razas de maíz desdobladas en miles de variedades. De ellas proviene el 70 por ciento del maíz que se come en este país, principalmente en forma de tortillas. Además, esta enorme diversidad de maíces ha sido incorporada a las culturas alimentarias de muchos países del mundo.

Los maíces nativos se han adaptado a las diversas condiciones geográficas presentes en el territorio mexicano, que ocupa el 5° lugar en biodiversidad en el mundo. También se han adaptado a las condiciones geográficas de otros continentes. Esta proeza biocultural debe ser cabalmente entendida y respetada. Es necesario enfatizar que todas las variedades de maíces híbridos y modificados mediante la ingeniería genética provienen de maíces que se originaron en México.

La biodiversidad de los maíces mexicanos y de sus parientes silvestres es imprescindible para que las siguientes generaciones tengan alternativas de alimento que se adapten a los efectos de la crisis climática. Al perderse la biodiversidad de los maíces mexicanos, pierde la humanidad.

Por eso, la lucha social contra la contaminación transgénica en México, que lleva al menos dos décadas, ha impulsado acciones que se reflejan en leyes, en la firma de protocolos internacionales y en demandas judiciales que han llegado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y sido resueltas favorablemente.

Las consecuencias de la pérdida de la biodiversidad por contaminación transgénica son de tal magnitud, que no es posible su cuantificación en términos económicos. Este patrimonio de la humanidad es invaluable, pues implica la posibilidad de alimentar a millones de familias que viven gracias a este cereal. Además, el maíz, desde hace milenios, es el centro de la cultura, de la identidad, de la vida misma de toda la población mexicana.

Tomando en cuenta que la prohibición del uso del maíz genéticamente modificado en la cadena masa/tortilla no afecta las importaciones de maíz de Estados Unidos, ya que su destino es el forraje y la industria, es vital que vayan al fondo de la cuestión inmersa en la disputa comercial. Lo que se confronta aquí son dos visiones opuestas: una para la que el maíz es la vida, la identidad, la cultura; otra para la que el maíz es una mercancía sustituible e, incluso, prescindible. Cuentan ustedes con elementos legales dentro del propio T-MEC que les permiten tomar una decisión que tenga en cuenta que esta disputa va más allá de un asunto mercantil.

Señora y señores panelistas: está en su poder solicitar a ambos gobiernos la realización de los estudios científicos y las evaluaciones de riesgo necesarios para verificar si, como se ha afirmado por Estados Unidos, el maíz genéticamente modificado es inocuo. Estos estudios son indispensables para que resuelvan el fondo de la disputa. Estos análisis, en tanto afectan a toda la población, deben realizarse sin conflicto de interés y con la participación de la academia, de los pueblos originarios, de la sociedad civil y de las personas consumidoras.

La ética y el derecho imponen que acudan ustedes al principio precautorio. Los exhortamos a ampliar su mirada, a asumir la responsabilidad que tienen frente al mundo y a emitir un dictamen histórico que abra nuevos horizontes en las relaciones comerciales entre los países, acorde con las necesidades de nuestro tiempo. Un tiempo que exige romper con paradigmas obsoletos, para poder transitar a un nuevo modelo económico sustentable y más justo que privilegie y proteja la vida.

Atentamente,

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México, 2024.

Mr. Christian Häberli (president) 
Mrs. Jean E. Kalicki.
Mr. Hugo Perezcano Díaz

We are hereby writing to you in connection with the dispute settlement panel between Mexico and the United States, derived from the Mexican government's decision to forbid the use of genetically modified (transgenic) maize in human food and, specifically, in the nixtamal dough/tortilla chain, which is the basis of the diet of Mexican people. The decision reached by the panel will impact not only the commercial relationship between both countries, but also the way Mexicans eat and their health, as well as the biocultural heritage of humanity.

Contrary to what has been suggested, the Mexican government's actions for the protection of native maize and public health have a solid scientific basis. To date, there are no scientific studies or risk assessments that demonstrate the safety of consuming genetically modified maize in Mexico. Not only have the necessary tests not been carried out to assess its effects on eating habits, but without this certainty, the precautionary principle must be applied to protect the population. In our country, maize represents a staple food and the major source of carbohydrates. Therefore, the Mexican population has the right to consume maize without risk to their health and environment.

It is crucial to consider that there are no conclusive studies that demonstrate that native maize will not perish in the face of the introduction of genetically modified maize. Nothing assures that our country's diversity is not at risk. The lack of solid research regarding the impact of these modified seeds on the genetic diversity of native Mexican maize is alarming, especially if the genetic contamination that has already been documented to date becomes more widespread and deepens.

Mexico is the center of origin, domestication and constant diversification of this unique cereal. This work, based on invaluable knowledge passed down for millennia, has generated at least 59 maize breeds divided into thousands of varieties. From them comes 70 percent of the maize eaten in this country, mainly in the form of tortillas. In addition, this enormous diversity of maize has been incorporated into the food cultures of many countries around the world.

Native maize has adapted to the diverse geographical conditions present in the Mexican territory, which occupies the 5th place in biodiversity in the world. They have also adapted to the geographical conditions of other continents. This biocultural feat must be fully understood and respected. It is necessary to emphasize that all varieties of hybrid and genetically engineered maize come from maize that originated in Mexico.

The biodiversity of Mexican maize and its wild relatives is essential for the next generations to have food alternatives that adapt to the effects of the climate crisis. If the biodiversity of Mexican maize is lost, humanity loses.

For this reason, the social struggle against transgenic contamination in Mexico, which has been going on for at least two decades, has led to actions that are reflected in laws, in the signing of international protocols and in lawsuits that have reached the Mexican Supreme Court of Justice and have been favorably resolved.

The consequences of the loss of biodiversity due to transgenic contamination are of such magnitude that it is not possible to quantify them in economic terms. This heritage of humanity is invaluable, since it implies the possibility of feeding millions of families who live thanks to this cereal. Moreover, for millennia, maize has been at the center of the culture, identity and life itself of the entire Mexican population.

Taking into account that the ban on the use of genetically modified maize in the dough/tortilla chain does not affect grain imports from the United States, since it is destined for fodder and industry, it is vital to get to the heart of the matter involved in the trade dispute. What is at stake here are two opposing visions: one for which maize is life, identity, culture; the other for which it is a substitutable and even dispensable commodity. You have legal elements within the T-MEC itself that allow you to make a decision that takes into account that this dispute goes beyond a mercantile issue.

Missus and Mister panelists, it is within your power to ask both governments to carry out the scientific studies and risk assessments necessary to verify whether, as the United States has asserted, genetically modified maize is harmless. These studies are indispensable to address the core of the dispute. These analyses, since they affect the entire population, must be carried out without conflict of interest and with the participation of academia, indigenous peoples, civil society and consumers.

Ethics and the law require that you resort to the precautionary principle. We urge you to broaden your vision, to assume the responsibility you have before the world and to issue a historic ruling that opens new horizons in trade relations between countries, in accordance with the needs of our time. A time that demands a break with obsolete paradigms, in order to move towards a new, sustainable and fairer economic model that privileges and protects life.

Sincerely yours,

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